En días recientes fue publicada en distintos medios de la prensa independiente cubana la noticia del abandono de la compañía de ocho integrantes del Ballet de Camagüey, tras concluir sus presentaciones en España este verano. Regina Balaguer, directora del Ballet de Camagüey, admitió en entrevista con el periódico local Adelante, que si bien el éxodo de bailarines es un problema que enfrentan desde hace años, en los últimos tiempos ha arreciado. Los ocho miembros que decidieron no regresar a la Isla, representan la quinta parte de los 40 que participaron en la gira.

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Entre otros profesionales del arte que han dejado Cuba en el último año, como consecuencia de la crisis sistémica, se encuentra el caso similar de otros ocho bailarines, incluidas figuras principales, de Lizt Alfonso Dance Cuba que se quedaron en Madrid tras una gira veraniega de presentaciones en Europa. Poco antes, el coro Entrevoces, dirigido por la maestra Digna Guerra y adscrito al coro Nacional de Cuba, había perdido varios de sus integrantes en España tras un grupo de presentaciones en las Islas Canarias.

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Destaca también la llegada a Estados Unidos de numerosas y notables figuras de la radio y la televisión cubanas que han conseguido emigrar a ese país por distintas vías.

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También en Camagüey, las bajas en el elenco de Teatro del Viento, una de las agrupaciones escénicas más reconocidas de esa ciudad, han hecho que tenga que continuar activa mediante la incorporación de estudiantes de teatro de la Academia Vicentina de la Torre y de actores aficionados, según declaraciones de su director Freddys Núñez.

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Por su parte, varios músicos de Manolito Sibonet y su Trabuco abandonaron la orquesta el pasado mes de julio durante una gira por Estados Unidos que formaba parte de las celebraciones por sus treinta años de fundada.

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A la pérdida de talentos artísticos se suma el deterioro constructivo de edificaciones y complejos destinados al disfrute del arte, lo cual atenta sistemáticamente contra la cantidad y calidad de las opciones culturales. Desde el ODC consideramos importante llamar la atención sobre la necesidad de proteger nuestros recursos culturales, tanto humanos como materiales, pues la socialización a través del arte implica la concreción de los derechos culturales de una nación.