Nota de prensa N° 34- Observatorio de Derechos Culturales
Sobre el creciente deterioro de los teatros de la capital
24 de marzo de 2023
El Observatorio de Derechos Culturales alerta esta semana sobre el creciente deterioro del Teatro Nacional de Cuba. Integrantes de la Orquesta del Lyceum de La Habana denunciaron durante su ensayo las pésimas condiciones de conservación en las que se encuentra el inmueble, afectado por comején y filtraciones que dañan continuamente instrumentos musicales como arpas, un piano, así como las instalaciones eléctricas del lugar. Muchos artistas, como el director de Síntesis, Carlos L Alfonso o la productora Rosa Marquetti se hicieron eco de la denuncia.
El Teatro Nacional de Cuba cuenta con dos auditorios, la sala más grande lleva el nombre de la escritora hispano-cubana Gertrudis Gómez de Avellaneda, la más pequeña el nombre del actor cubano Francisco Covarrubias. Ambas han sido testigos de numerosos espectáculos y festivales de teatro, cine, ballet, musicales, orquestas, conferencias, entre otros, y pueden acoger hasta 3500 espectadores a la vez. El edificio fue inaugurado oficialmente en 1979, aunque su construcción comenzó en 1952, bajo el gobierno de Carlos Prío Socarrás, y abrió una de sus salas ya en la década de 1960. El proyecto, en ese entonces destinado a ser el teatro más grande de Cuba, es una de las edificaciones más paradigmáticas del movimiento moderno, cuyo diseño estuvo a cargo del arquitecto Julio Conesa Prendes, destacado exponente de esta expresión en la década de 1950.
El lamentable estado del edificio se une a otras edificaciones que forman parte del patrimonio cultural cubano, como son el Teatro Karl Marx, o el Gran Teatro de La Habana, ambos clausurados recientemente por infecciones de comején en sus estructuras. Además de la sede del Ballet Nacional de Cuba, el Teatro Auditorium Amadeo Roldán ha cesado sus funciones por problemas constructivos. De las 24 que atiende el Consejo Nacional de Artes Escénicas, otras salas como el Teatro Mella y el Teatro Pionero, tampoco están prestando servicios. Fuentes oficiales aseguran estar emprendiendo un proceso inversionista en algunas instalaciones; sin embargo, el presupuesto destinado no alcanza para restaurar obras de gran valor patrimonial, o de corregir saneamientos deficientes, por ejemplo, el Gran Teatro de La Habana tuvo su última reparación capital en el 2016. Esto conlleva a que otras salas como el Teatro Fausto, el Teatro Musical o el Cine-Teatro Payret hayan sido relegados hasta prácticamente la pérdida de los inmuebles. En específico este último, estaría destinado en un futuro al uso hotelero, arbitrariedad por la que la ciudadanía ha mostrado su inconformidad en las redes sociales.
El ODC advierte las graves repercusiones en el deterioro de los bienes culturales arquitectónicos de la nación, ocasionados por las deficiencias en la administración de conservación, mantenimiento y protección, y en la desidia del gobierno cubano, que prioriza la compra de material antidisturbios o la construcción de hoteles relegando estas instalaciones. Tanto el Ministerio de Cultura como el Consejo Nacional de las Artes Escénicas son instituciones que han replicado dinámicas de represión y acoso a artistas cubanos como han sido los casos de la artista escénica Alma Poet, la actriz Lynn Cruz, entre otros. El ODC conmina a las organizaciones pertinentes a pronunciarse contra el creciente deterioro y la paulatina pérdida de las instalaciones culturales con valor histórico, cultural y artístico.